

-Vio mi muerte-
-Exacto, el ha sufrido mucho en su vida, vio morir a su familia sin poder hacer nada, y ahora no iba a quedarse sin poder hacer nada, mientras que la mujer que ama se marchita lentamente por una enfermedad de la cual no tiene ninguna responsabilidad, el te ama demasiado para hacer eso, es por eso que tomó la decisión que tomó.-
- ¡¿Entonces mejor decidió marcharse y dejarme sola que quedarse a mi
lado?!- quería poder ser racional y entender, pero el dolor era tan grande…¿ de verdad se había ido? ¿Pero porque?¿para que? Respiré profundo y continué hablando (casi gritando) -Además tus visiones se equivocan, yo no voy a morir estoy bien me lo dijo el médico hace unos momentos, es por eso que estoy aquí vine a contarle la buena noticia-
-El sabía que la noticia del médico sería esa-
-Pero no comprendo-
-Carolina, al entregarte ese medallón, cambió su vida por la tuya-
-¿Qué- Toda la incredulidad se evidenciaba en el tono de mi voz.
-¿No te dijeron que era una recuperación milagrosa? ¿Qué nunca habían visto un caso así? ¿Qué no tiene manera de explicarlo?
Las palabras del médico volvieron a mi mente “Es un milagro, no tenemos una explicación científica simplemente pasó “comencé al respirar entrecortadamente, mi mente no enlazaba todo lo que me estaba diciendo Bruno
-Pero… como… no comprendo
-El medallón Caro, al entregártelo entrelazo sus vidas y cambio tu destino por el suyo, cambio su vida por la tuya, es por eso que ahora
estás sana, el se marcho por eso, quería regalarte todo y fue lo que
hizo.
Tome el medallón, entre mis temblorosas manos y entendí el
significado de todo lo que me había dicho en los últimos días.
-Te dejó esto, me pidió que lo entregara después de haberte
explicado las cosas-
Me tendió un sobre color crema con mi nombre cuidadosamente
xerigrafiado en la cara superior del sobre.
Lo abrí torpemente y creo que me corte el dedo, pero realmente no me
importo.
Pude ver su caligrafía con letras fluidas sobre el papel, era su escritura… las páginas se volvieron irrealmente pesadas para ser solo dos
cuartillas, todo mi cuerpo temblaba y mi mente solo repetía que esto
era solo un mal sueño y que pronto despertaría de mi terrible pesadilla.
Respiré profundo y comencé a leer…
Caro:
Si estás leyendo esta carta, significa que mi deseo se cumplió y que
tu milagro me fue concedido. Quiero decirte que no hay mayor alegría
para mí que saber que ahora
estarás bien, tu sonrisa y el brillo en tus ojos
cuando me miras, es
lo que hace que olvide los malos momentos en mi vida.
Hasta hace unos meses, me sentía vacio, con una existencia sin sentido
alguno.
Cierta noche conocí a la chica de ojos chocolate, en el momento en
que no huiste de mí, me asombré, luego caminaste a mi lado, platicando como
viejos amigos, creo que en este momento te quedaste en mi corazón, tuve tantos
deseos de conocerte, protegerte y tenerte a mi lado.
Ahora seis meses
después, solo puedo decirte que eres una mujer impresionante, con una gran
fortaleza.
Cada día, no importa lo preparado que esté, logras sorprenderme.
Te he visto disfrutar con alegría, sonreírme todos los días, verte sonrojar con
un cumplido, el brillo en tus ojos cuando me miras.
A pesar de las
circunstancias, nunca te he visto renegar por tu destino.
Y es algo de lo
que estoy muy orgulloso.
Cuando te miro, encuentro a la mujer más dulce, la
que ríe, la que llora, la que canta, la que sueña.
Tu sonrisa es la que
ilumina mis noches y mis días, tus ojos, el espejo perfecto, en el que me gusta
mi reflejo, tus brazos el lugar donde me siento a salvo, tus labios, la promesa
de un te amo.
Quiero darte tanto, hay tantas cosas que quisiera para ti,
estar contigo siempre. Pero no va a ser posible no sin ti.
Es por ello que
te regalo mi alma, mi existencia y mi vida completa como mortal e inmortal.
Siempre recuerda que esto no es un sacrificio, es la muestra de que te amo
más que a mí mismo, es mi regalo para ti. No tienes que retribuírmelo de ninguna
manera, guarda los buenos recuerdos, vive por los dos, siempre estaré contigo,
pase lo que pase, sigue tu vida, disfrútala, enamórate, no me guardes luto
alguno, porque en ti vivo y por ti suspiro.
Quiero que sepas que todo el
sufrimiento de mi vida, valió la pena solo por conocerte, me voy feliz porque te
conocí, te amé y disfruté, mucho más que en un siglo.
Recuérdame y sonríe,
pero jamás llores.
Porque la alegría se expresa con sonrisas y las lagrimas
son la tristeza.
Atrévete a luchar por tus sueños, cumple todas tus metas,
mira siempre hacia adelante y sonríeme cuando mires atrás.Sello con tu amor
mi corazón, porque más fuerte que la muerte es el amor. *Te amaré siempre
Leo
Las lágrimas corrían velozmente por mis mejillas, mientras con mis manos sujetaba el medallón, el regalo que Leo me había dado la noche anterior, recordé sus palabras y entendí su significado, se estaba despidiendo de mi…
-La canción… And you're the place my life begin And you'll be where it ends- canté la pequeña estrofa con mi corazón rompiéndose lentamente en pedazos, comprendí lo literal que era el mensaje tan claro de esos versos… No pude mas que caer de rodillas en la mullida alformbra, intentando respirar, pensando en lo mucho que amaba a ese hombre tan maravilloso y en lo mucho que me gustaría poder verlo una vez mas… sentí todo el peso de la tristeza sobre mí.
“Te amaré siempre Carolina, nunca te olvides que eres toda razón por la late mi corazón y siempre estaré contigo, aunque no estemos juntos, me llevas a tu lado” fue como si sus palabras me fueran susurradas al oído, tomé el medallón en mis manos y comenzó a latir un poco más fuerte en mi palma.
“Disfruta, se feliz” su voz me susurró de nuevo, y me alegró poder escucharlo
-Lo haré, por ti y por mí, eres lo mejor que me ha pasado- me quité las lágrimas de mis mejillas y guardé el medallón en mi pecho, junto a mi corazón.
-Te amaré siempre-
Una suave brisa flotó por la habitación, y sentí un leve rose en los labios, y mi corazón revoloteó rápidamente.
-Es su manera de despedirse de ti- me dijo Bruno, quien me tomó de la mano.
“Eternamente” susurró su voz una vez más, para luego marcharse.
Se perfectamente que no es lo que esperaban... Pero falta el epílogo!! Pero espero comprendan el mensaje que pretendo dar con la historia!!Fue con mucho cariño para todas ustedes saben que las adoro y que sin ustedes esta historia no tendría sentido... Las quiero muchisimo!! De verdad mil gracias por el apoyo!! El lunes 21 publicaré el epílogo!!
Gritenme chicas
Carolina
Leo me dejo en casa más tarde, llegamos justo con Bruno y Karla, por lo que parecía que llegábamos juntos.
Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos, encerrándome en el círculo de su abrazo, me estrecho contra sí, tomo mi rostro entre sus manos y me besó con mucha pasión, pero por un momento me sentí extraña, como si fuera un beso de despedida, muchas veces nos decíamos adiós con un beso pero no supe porque este beso fue diferente a los demás, ¿o sería que eran solo mis destrozados nervios? Su lengua se fundía con la mía y pude sentí el anhelo en su beso, como sus labios se aferraban a los míos, su aliento mezclándose con el mío, rompió el beso y apoyó su frente en la mía. Suspiró y su aliento inundo mis sentidos , drogándome y atontándome por unos maravillosos segundos.
-No sabes cuánto te amo…- susurró
-Yo te amo también- le dije acariciando su mejilla con las yemas de mis dedos.
-Te amaré siempre Carolina, nunca te olvides que eres toda razón por la late mi corazón y siempre estaré contigo, aunque no estemos juntos, me llevas a tu lado.- tocó el medallón que estaba oculto bajo mi blusa.- el tono en su voz era desconcertante, como roto, pero el intentaba unir los sonidos
-Leo lo sé, sabes que te amo, pero estas asustándome.- le dije con el miedo latente en mi voz.
-No te asustes, es solo que aún no me voy y ya te estoy extrañando.- me sonrió, pero de alguna manera no quedé satisfecha. Me besó una vez más y me entregue al beso, completamente.
-Te amo- me susurró al oído antes de marcharse y llevarse consigo mi corazón.
****
Por la noche me revolví en la cama inquieta, las palabras de Leo retumbaban en mi cabeza, y no podía evitar que mi imaginación se echara a volar, poniendo mil alternativas diferentes en mi panorama, muchas de ellas aterradoras, así que decidí tranquilizarme.
Estaba por dormirme cuando el medallón comenzó a latir frenéticamente, estaba comenzando a asustarme, cuando el latido cesó de repente y comenzó a latir lentamente como si estuviera dormido; con ese relajante aleteó en mi pecho me quedé dormida.
****
Era una noticia esperada, pero aunque lo fuera no pude evitar que una lágrima corriera por mi mejilla.
Mis padres me abrazaban con lágrimas en los ojos, mientras el doctor se deslizaba por la puerta del consultorio para darnos más privacidad, mis padres me decían cosas… pero yo no los escuchaba, mi vida en ese momento era como una película a la que le hubieran puesto mute.
Había mil cosas que quería hacer, pero una encabezaba mi lista… Leo.
Llegamos a casa, Karla estaba en la sala, pero al instante en que crucé la puerta, corrió a abrazarme y preguntó:
-¿Qué pasó?-
-Todo estará bien- le contesté con la voz quebrada
Tenía tantas emociones que justo ahora estaba controlándome para no dejarlas salirse de mi control.
-Voy a donde Leo-
-Ok Caro, te quiero- me abrazó una vez más
-Mamá ahora vuelvo- grité, mientras corría escaleras arriba por una chamarra, aventé mi bolso sobre la cama y más pronto que tarde estaba saliendo por la puerta trasera como alma que lleva el diablo.
Corrí por el parque, esquivé pelotas, balones y toda clase de proyectiles que puede haber en un parque, niños jugando, perros, todo hábilmente, cosa que me sorprendió porque no soy la persona más diestra…
Me adentré en el bosque, simplemente para cortar camino y porque sabía llegar por el bosque, gracias a que Leo y yo paseábamos mucho por aquí. Al llegar a un pequeño pero hermoso claro, tuve que detenerme a admirar el lugar en donde nos habíamos conocido. Sonreí al recordarlo todo en mi cabeza, estaba por continuar mi camino cuando sentí que me observaban, awww mi mente comenzó a evocar otras imágenes, unas en donde aparecía la loca exnovia de Leo… Chiara.
Tal vez solo era mi imaginación, pero antes de poder comprobarlo comencé a correr. Agucé mi oído, pero no pude escuchar nada que no fuera mi respiración, sentí un golpe en la espalda y caí de cara al suelo, contra la raíz de un árbol, fui girada boca arriba y pude ver un rostro que podría ser angelical si no estuviera adornado por una macabra sonrisa.
-Corres rápido caramelito-
Me quedé mirándola unos segundos, ganando tiempo, para recomponerme y que mi voz no expresara el miedo que tenía acumulado en el pecho.
-Que quieres- le dije cuando pude controlar mis emociones
-Quiero que te mueras-
-Lastima. Tendrás que esperar, al fin y al cabo mi vida mortal no es tan larga- Me reincorporé hasta sentarme en el suelo, pero ella bruscamente me empujó.
-Tonta humana, el se fue por tu culpa, te odio, te odio- comenzó a hacer una rabieta como una niña de 5 años.
-Que madura- dije de manera sarcástica para mí misma, pero ella me escuchó. Y me dio una patada que sacó el aire de mis pulmones.
-Eres una estúpida, no te mereces todo lo que hizo por ti, por tu culpa él se fue, no va a volver, porque tu lo haces sufrir- me agarró por la chaqueta, ya que por el cabello no podía. Me zarandeó y mi cabeza comenzó a retumbar.
-Voy a matarte- me dijo, me asustó porque sabía que lo decía en serio, ya lo había experimentado de primera mano una vez.
Se quedó pensando un momento y luego dijo:
-No, mejor te dejaré vivir con lo que has hecho, vete antes de que cambie de opinión.- se giró y yo me paré como pude y comencé a correr, con todos los miedos y malos presentimientos de la noche anterior atormentando mis pensamientos. Pero luché por controlarlos.
Llegué a la gran casa blanca y corrí por el jardín, para entrar por la sala blanca, esa puerta siempre estaba abierta.
La sala blanca, ahora solo era blanca por la mullida alfombra del suelo y las paredes crudo, ya que todos los muebles habían desaparecido, me esforcé por controlar mi respiración y los latidos de mi corazón, tiene que haber una razón lógica para esto…
-Leo… Bruno- dije despacio de nada servía gritar ellos me escucharían de cualquier modo.
Bruno apareció ante mí, sin su característico rayo segador. Lo que agradecí, aunque por un lado era preocupante que no fuera tan exhibicionista como era normal.
-¿Dónde está Leo? – le pregunté con la voz quebrada, ahora no podía controlar mis emociones.
-Leo se fue.-
-¿Se fue? ¿Cuando regresa?- Intenté buscar su mirada, pero el evitaba tener contacto visual conmigo.
-Nunca volverá- mi corazón se estrujó en mi pecho, negándose a lo que mis oídos escuchaban.
-Que… que estás diciendo, de que me hablas Bruno- Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas derramándose sobre mi chamarra, pero no me importó retirarlas, solo quería que me dijera que era una mala broma.
Se acercó lentamente a mí e intentó abrazarme, pero no me dejé.
-Dime que es lo que pasa-
-Te lo mostraré, pero debes tranquilizarte-
-Que me tranquilice, como quieres que me tranquilice… me encuentro a tu hermana loca en el bosque, que… amenaza con matarme por ser una estúpida humana… me dice que por mi culpa Leo se fue para siempre… y ahora vengo y me dices que Leo se ha marchado y que no volverá… me dices que me tranquilice… cuando lo que me dices me está matando por dentro… y quieres que me calme… ¡¡Cómo voy a calmarme!!- terminé gritando, pero creo que me ayudo a calmarme un poco.
Respire profundo y dije:
-Está bien ya estoy calmada, explícame-
-Mejor aún, te lo muestro- alzó su mano y la colocó sobre mi hombro.
Un torrente de imágenes se colaron en mi cabeza… recuerdos, pero no eran mios, eran de Bruno, no había sentimientos en ellos, eran solo imágenes, una película.
Vi a Karla triste, a mi madre llorando, mi padre con la mirada perdida, abrazando a mi madre, a Karla arrojando una rosa blanca… era mi funeral.
Una visión de Bruno… Luego la imagen cambió y pude ver a Leo parado frente a mí su mirada perdida, sus manos en puños a los costados de su cuerpo, y la película terminó.
-Leo llegó en un mal momento y vio algo que no debía haber visto-
-Vio mi muerte-
Gritenme niñas!!! LAs quierooo