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Chicas! Ya quedó esto, bueno la opción ganadora fue... Cronicas Vampíricas, soooo ahora vamos con otro detalle porque me he fijado en variiias cosas, dejarçe la encuesta hasta fin de año, como varias votaron por Eternial, veré que sea un proyecto a futuro no se preocupen porque me gusta consentirlas. Voten en la nueva encuesta====> las quieroo

miércoles, 14 de octubre de 2009

Capítulo 14: Pero si me fuera ahora Primera parte

Este capítulo es muuy largo pero vale la pena espero les guste las quierooo



Carolina

Maletas en la cajuela, casa cerrada, medicinas guardadas y Karla que no llegaba, ¿donde estaban Bruno y Karla?

Estaba sentada en el asiento trasero del coche, mientras mamá y papá estaban terminado de acomodar y checar detalles, ¿Qué se suponía que hiciera... cuando me preguntaran donde estaba mi hermana?

En el momento siguiente, hubo un pequeño ¡Puff!, que me asustó de muerte Y Karla y Bruno aparecieron sentados a lado de mi, Bruno a mi derecha y Karla a mi izquierda. Karla traía su cabello enmarañado y fuera de su coleta de caballo, realmente un desastre, Bruno, tan impecable y perfecto como siempre.

-Bueno, si no me muero por la enfermedad, me muero por un susto- dije, un poco sonó a reclamo, pero también se notaba que estaba aliviada de que volvieran a tiempo.

-Te dije que volveríamos a tiempo- me dijo Karla, mientras intentaba arreglar su peinado que era un caso perdido.

Al momento siguiente, los rizos de Karla, estaban ordenados alrededor de sus hombros y su fleco agarrado hacia atrás con un lindo prendedor plateado, dejando su frente despejada.

-Bruno, gracias por intentar arreglarlo, pero sabes que odio traer el pelo suelto.- dijo Karla mientras miraba a Bruno con el entrecejo fruncido y la cabeza ladeada. Realmente se veía chistosa en esa pose, sumamente infantil.

-Te digo que deberías peinarte de otras maneras, el único peinado no es la coleta- le dijo Bruno mientras sonreía y se volteaba para giñarme un ojo.

-Siempre eres malo conmigo- le dijo Karla en un tono de niña de 3 años. Realmente seguía sorprendida por su camadería con mi hermana. Se llevaban tan bien, como si se conocieran desde niños.

Bruno lo ignoró, mientras me decía:

-Todo tiene una razón de ser, actúa con cautela, sigue tu corazón y todo saldrá bien ¿vale?- su tono fue misterioso y conspirador, lo que me asustó.

Antes de poder preguntar mamá gritó: ¡Caro! ¿Dónde está tu hermana?

-¡Estoy en el coche mamá!- gritó Karla desde la ventanilla.

-Karla no grites, literalmente rompes mis tímpanos- Dijo Bruno mientras se cubría las orejas y hacía una ligera mueca.

-Lo siento- dijo

-Bueno hermanitas, me voy- en el tono de Bruno jamás se escuchó un tono de hironía, lo decía de verdad, nos dio besos en la mejilla a cada una, nos dedicó una sonrisa y le dio a Karla un NO rotundo antes de marcharse, con otro ¡Puff! Del cual estaba ya prevenida y no me asusté.

-Es bueno saber que puedes ser discreto a la hora de hacer eso del Puff, deberías practicarlo más seguido, antes de que me quede ciega con el otro truco del rayito.- dije con sarcasmo, esperando que me escuchara, lo cual hizo, porque escuchamos su risa y un: no cuentes con ello.

-¿Me vas a decir ya, como es que conoces a Bruno?- le pregunté a Karla.

-Cuando lleguemos Caro- dijo mientras se ponía los audífonos, mamá y papá subíamos al auto y yo enviaba un mensaje a Leo, para decirle que ya me iba.

Saqué mi libro de “Cumbres Borrascosas” y me puse a leer.

****

La verdad es que el viaje fue muy corto, cuando llegamos al pueblo a comprar la comida, aproveché para marcarle a Leo y avisarle que ya había llegado y que mi celular iba a estar apagado, porque al lugar a donde vamos, no llega la señal de celulares y mucho menos el internet.

Llegamos a la casa, que está entre las montañas y tiene una vista muy hermosa, el cielo en las noches es limpio y se ven más estrellas que en cualquier otro lugar de la ciudad.

Desempacamos, Karla y yo, siempre dormíamos en el mismo cuarto y mis papás cruzando el jardín, ya que la casa es estilo colonial, donde los cuartos están alrededor del patio central.

Ya estaba oscuro, así que después de ir a cenar, me puse mi pijama de franela en tonos lilas, ya que aquí hacía frío por las noches, mi chamarra y salí al jardín.

Estuve un buen rato observando el ocaso, la manera tan hermosa en la que se mezclan los colores, morados, rosados, rojos, naranjas y amarillos, de una manera armoniosa, la forma en que cada objeto, árbol, animal tiene su propia sombra y que a pesar de ser todas tan diferentes entre sí, formando un paisaje maravilloso, sentí los últimos rayos del sol en mi cara, la suave brisa y solo pude sonreír, por las cosas simples de la vida, pero que son tan hermosas.

Volví al cuarto y encontré a Karla, peleándose con el broche plateado en su pelo.

-te ayudo- le dije, mientras me dirigía hacia ella, para intentar arreglar el desastre que había hecho, tomé el cepillo de sus manos y me senté en la cama.

-Gracias- dijo mientras se sentaba con las piernas cruzadas sobre la cama.

-Ahora si cuéntame, como es que conociste a nuestro querido Bruno- le dije, mientras tomaba uno de sus rizos en mis manos.

-Solo si prometes no interrumpir- me dijo. Lo mismo me había dicho Leo tan solo un día antes,
¿Qué si interrumpo mucho cuando me cuentan algo o qué?

-Lo prometo, preguntas al final-

-Bueno es simple, lo conocí unos días antes de que te escaparas por la ventana…. El día que fui a la fiesta de pijamas de Tania, ahí conocí a su hermana Chiara, no sé si la conozcas…-

Eso realmente me tomó por sorpresa, tanto, que poco me faltó para arrancarle el cuero cabelludo con el cepillo.

-Aww- dijo mientras me arrebataba el cepillo y me daba con él en la cabeza, lo cual realmente dolió, me regresó el cepillo, mientras sobaba su cabeza y yo mi frente y continuó.-Supongo que por la reacción la conoces… -

-Si la conozco y está loca- le dije, volviendo a cepillar su cabello.

-Shhh!!!... además no está loca, es una buena persona, tiene sus delirios, pero tú no la conoces, así que no la juzgues, ahora cállate y escucha.-

-Estábamos en el apartamento de Tania, cuando su mamá se tuvo que ir, por un improvisto del trabajo, como no quería dejarnos solas, le habló a Chiara que es vecina de Tania para que nos cuidara, ella es muy linda, nos contó historias de los lugares que ha visitado, nos hizo palomitas y trajo dulces de su apartamento, estuvimos muy divertidas, porque ella es muy chistosa, aunque a veces se ve triste... en fin... Luego llegó la mamá de Tania y Chiara se marchaba a su apartamento, pero le dijimos que se quedara, así que ella fue a su apartamento por sus cobijas y su pijama.-se detuvo y sonrió.

-¡¿y?!- la apresuré para que continuara.

-Calma a eso voy… pues como se tardaba mucho fui a ver si necesitaba ayuda, la puerta de su apartamento estaba entreabierta, toque, pero no me escuchó, así que entré. Y luego Bruno apareció frente a mí, así de la nada y me dijo que no me asustara, que se llamaba Bruno y que él me iba a ayudar siempre, me sonrió y no sé porque, pero lo sentí como alguien muy cercano a mí y lo abracé, hemos sido amigos desde entonces… El es como un hermano para mí, siempre me cuida, me distrae, me lleva a conocer muchos lugares y me enseñó a conducir. Si me ves tan entera es gracias a Bruno, es muy inteligente, sabe que decir y cuando decirlo, entiende como me siento siempre y siempre hace algo que me hace sonreír… Luego conocí a Leo, eso fue después de que tu lo conocieras, es por eso que te cubro cuando estas con el… - sonrió y me miró.

-Eso es todo, simple ves? Nada enredado, ahora puedes preguntar- se giró de nuevo, mientras yo seguía peleándome con el broche de Bruno.

-¿Cuándo supiste lo que son?-

-Bueno, lo supe todo el tiempo, Bruno me lo mostró-

-¿te lo mostró?- Wow otra habilidad de Bruno de la que no estaba enterada, cada vez ese chico era más intrigante.

-mmm… no se cómo explicarlo, me mostró sus recuerdos, la primera vez que lo hizo me sentí como Harry Potter cayendo por el pensador de Dumbledore en la tercera película, realmente es extraño-

-¿No te asustaste?-

-No, en sus recuerdos, también sentí, además de ver, es por eso que entiendo a Chiara, aunque se pasó con lo que te hizo, Bruno no me dejó hacer nada cuando Chiara te secuestró, lo único que hizo, fue dejarme encerrada en su cuarto, a afilar estacas, me juró que si algo te pasaba, yo
tendría el privilegio.- sonrió.

Tiré del broche para intentar abrirlo una vez más, sin resultado alguno.

-jaja puedo imaginar tu cara-

-callate caro-

Nos quedamos en silencio, un rato, yo peleando con el broche maldito de Bruno y Karla estrujando sus manos, una maña de cuando quería preguntar algo, asi que para hacerle las cosas mas sencillas le dije:

-Escúpelo ya-

-¿Qué?- preguntó como si no supiera de lo que yo estaba hablando.

-Vamos Karla te conozco se que quieres preguntarme algo.-

Suspiró y dijo:

-Leo sabe… sabe lo de… ¿eso que te pasa?- preguntó en voz muy bajita.

Me paré y me senté frente a ella, tomé sus manos entre las mías y le dije:

-Se llama cáncer Karla, más específicamente Leucemia, no tienes que temerle al nombre, es una enfermedad que se puede curar… no me voy a morir, no sin luchar me entendiste- le dije mientras tomaba su mentón con mi mano y la obligaba a mirarme, sus ojos color caramelo se nublaron, llenándose de tristeza, una lágrima se deslizó por su mejilla.

-no quiero que me dejes Caro, no quiero ser hija única-

-Eiii eiii chaparra, no te voy a dejar, tanto si gano como si pierdo, siempre estaré para ti… Eres mi hermana y te amo, aunque me hagas enojar. Siempre acuérdate de sonreír, te miras más linda cuando lo haces, nunca te enojes por tonterías y disfruta tu vida vale?. Siempre recuérdalo…- Me dio una cabezada como respuesta, y sonrió.

-No me voy ¿ok?- de pronto sentí una mirada y levanté la vista al techo, había un murciélago en el techo y me miraba con unos brillantes ojos verdes.

Mi corazón brincó, y me asusté, no había murciélagos con ojos verdes, además de que los murciélagos no se te quedaban viendo como si te estuvieran escuchando atentamente. ¿Era él?

-Karla- le dije señalando el techo en el lugar donde estaba el murciélago que se despego del techo y salió volando por la ventana entre abierta.

-¿Karla mi novio se convierte en murciélago?- le dije con el miedo latente en mi voz, tenía que guardar la calma.

-Caro, creo que tu novio es el que salió volando por la ventana. ¿Qué crees que escuchó?- me dijo, en su voz también se notaba angustiada.

-Sé exactamente lo que escucho- le dije mientras me ponía mi chamarra para salir al jardín.

-Ok. Suerte- me dijo Karla.
Salí de la habitación, atravesé el jardín y me dirigí hacia el balcón, ese murciélago, no estaba en nuestra habitación por casualidad, el estaba ahí por una razón.

La luna estaba en lo alto del cielo, justo frente al balcón y ofrecía una linda visión, la luz de la luna iluminaba tenuemente la escena, todo estaba en silencio. Interrumpiendo el silencio susurré: -Leo- al no obtener respuesta añadí. –O vamos se que eres tú, sal de ahí- le dije con voz impaciente.

Estaba por irme, enfadada y decepcionada, porque no quería darme la cara, cuando Leo se apareció de la nada frente a mis ojos.

-Ahí estas- le dije.

-Si aquí estoy- dijo con la voz triste y seca.

-Lo escuchaste – no era una pregunta, era una afirmación, a la que contestó con una leve cabezada.

-¿Desde cuándo?- preguntó

-2 días antes de conocerte- le dije y como sabía cuál sería la pregunta que seguía le contesté, antes de que pudiera formularla.

-Lo he estado intentando, todo el tiempo, pero siempre algo pasaba, alguien nos interrumpía, sonaba el teléfono, lo que sea, de verdad iba a decírtelo, no lo hice en un principio, porque la idea era dejar de verte… pero tan pronto, que ni cuenta me di, me enamoré de ti…- eso era la pura verdad.

- ¿No estás asustada?- me dijo cogiendo mi mano entre las suyas y sentándonos en la banca que estaba en el balcón.

-Por supuesto que estoy asustada, tengo mucho miedo, no quiero morir Leo, hay tantas cosas que no he hecho, jamás he viajado fuera de mi país, no me he aventado en paracaídas, no conozco la torre Eiffel, quiero tener muchos más cumpleaños, tener una carrera universitaria, un buen trabajo, casarme con el amor de mi vida- dicho eso apreté su mano y le dedique una sonrisa- tener hijos…no sé porque, nunca he sido buena con los niños, quiero ser la mejor tía del mundo, construir la casa del árbol que siempre hemos querido Karla y yo, verla enamorada y centrada en algo que no sea futbol-sonreí y sacudí la cabeza -conocer las islas Griegas y conocer otra nieve que no sea de limón, festejar todos los aniversarios de mis padres, cuidarlos, quiero hacer tantas otras cosas, y ahora no sé si voy a tener tiempo para hacerlas…- las lagrimas inundaron mis ojos y aunque no quería llorar, una de ellas se derramó por mi mejilla.

Leo la limpió con su pulgar mientras acunaba mi rostro en su palma.

-Siempre te has visto tan alegre, tan segura, tan feliz, ¿cómo es que puedes soportarlo?- me dijo en un tono que reflejaba que no comprendía mi manera de actuar.

- Soy la creadora de mi vida, puedo enriquecerla, puedo ser tan feliz como quiera, hay cosas que salen de mi control como esto que me pasa ahora, pero estoy haciendo lo que puedo por ello, no voy a darme por vencida, voy a luchar con todo lo que tenga por mi vida, pero es algo que no puedo decidir por mí misma, ¿que puedo hacer? sino disfrutarla tanto como pueda, tanto si gano como si pierdo, no voy a quedarme encerrada en mi cuarto llorando, voy a sonreír, voy a disfrutar, cantar, bailar, gozar como nunca, tanto si mi destino se cumple como si no.- lo miré a los ojos, le sonreí y continué:

-Sabes... cuando era pequeña, veía a mis padres, siempre quise un amor como el de ellos, son una pareja tan perfecta, y no solo porque sean mis padres, siempre se toman de la mano como dos adolecentes, cuando creen que no los vemos ni Karla ni yo, se besan, cuando papá llega a casa, su mirada se ilumina en cuanto ve a mamá, se conocen tan bien que con una mirada se dicen todo, siempre quise un amor como el suyo, y ahora que te tengo, no puedo evitar pensar si voy a estar aquí para disfrutarte, es por eso que trato de no hacerlo… cuando te miro, veo al hombre que cualquier chica mataría por tener a su lado, ni en mis mejores sueños pude imaginarte y aquí estas, mirándome con amor, sosteniendo mi mano, mientras te digo, que probablemente no cumpliré mi promesa de nunca abandonarte…- las lagrimas corrían por mis mejillas, pero aun tenía tantas cosas que quería decirle, solo que no sabía cómo, pero continué, mientras él me miraba con esos ojos verdes que me hipnotizaban y que me hacían creer que todo valía la pena por estar con él.

-Se que has sufrido decepciones antes y lamento mucho si esto te causa dolor…en verdad esa nunca fue mi intención… pero… pero.. pero si… quieres irte, de verdad que lo entenderé… solo recuerda que te amo… y te amaré siempre…- esperé por su reacción. Y unos segundos que se me hicieron eternos transcurrieron, hasta que por fin se puso en pie, tomó mi mentón, lo alzó, obligándome a mirarlo, me besó suavemente en los labios.

-Te amo Caro- y dicho eso… desapareció.

Mi corazón se partió en miles de pedacitos, parpadee esperando que todo fuera una ilusión, o esperando despertarme de tan mal sueño, pero ninguna de las dos cosas sucedió. Las lagrimas surcaron mis mejillas libremente, el estaba en todo su derecho de marcharse, lo cierto es que nunca lo esperé… creo que esperaba que lo comprendiera, aunque no tuviera derecho a esperarlo… Los sollozos comenzaron a salir de mi pecho y mi respiración se hizo entrecortada…





Pude escuchar un pequeño Puf, levanté la vista y Leo me miraba desde arriba…

-Volviste- le dije, mientras lo rodeaba con mis brazos y él me devolvía el abrazo.

-Es que nunca me fui, solo fui a comprobar algo, si hay que ser paranoica…- me dijo mientras besaba mis mejillas.

Sonreí, al recordar las mismas palabras que le había dicho yo, hace algunos días…

-No me cites… inventa tus propios sarcasmos… y no me lo vuelvas a hacer- le dije, mientras le pegaba con mi dedo índice en la nariz. Se inclinó y me besó, con ansiedad, pero también con ternura.

Mi corazón volvió a su lugar, intacto, como si nunca se hubiera ido, latiendo desbocado solo por estar a su lado.

-¿Me acompañarías?...quiero mostrarte algo-me dijo, mientras tomaba un mechón de mi pelo y lo ponía tras mi oreja derecha.

-Contigo… siempre- le dije, me sonrió, me rodeó con sus brazos y me susurró al oído: cierra los ojos. Lo cual obedecí inmediatamente. Sentí un ligero hormigueo, que desapareció, casi tan rápido como apareció.

Leo me giró en sus brazos, de manera que mi espalda estaba apoyada en su pecho, mis ojos aun seguían cerrados, así que Leo me dijo:

-Ábrelos-

Obedecí a la dulce petición de su voz.

Abrí los ojos, sus brazos estaban alrededor de mi cintura, mis brazos sobre los suyos, su barbilla en mi hombro, su respiración en mi oído y su perfume inundando mis sentidos.

Ante mi la puesta de sol más impresionante que hubiera visto jamás. La arena suave y fina se filtraba entre los dedos de mis pies, que ahora no tenían pantuflas ni calcetines.

La suave brisa acariciaba mi rostro, alborotando mi cabello y el mar se extendía de un color azul turquesa, hacia el infinito, donde se ocultaba el sol, rosas, naranjas, amarillos y rojos se mezclaban en armonía.

Era la escena perfecta, en el lugar y momento perfectos, con el chico perfecto.

La escena romántica de cualquier película de amor, solo que esta, no era actuada, era real, solo nosotros dos. Me acerqué más a su pecho y el susurró:

-¿Te gusta?- provocando que una suave corriente eléctrica recorriera mi espalda y que miles de mariposas migraran a mi estómago.

-¿Qué si me gusta? Es hermoso Leo, gracias- le dije mientras sonreía -¿Donde estamos?- Pregunté, el lugar era simplemente hermoso.

-En Grecia- respondió, como restándole importancia, brinqué, me giré en sus brazos, quedando mi rostro frente al suyo y le dije:

-Grecia… ¿Las islas Griegas? Debes estar bromeando.-

-No lo estoy, te traje porque dijiste que morías por conocerlas, solo cumplo tu deseo- depositó un suave beso en mis labios y una lágrima se deslizó sin poder contenerla por mi mejilla.

-Pero no llores Caro- me dijo, mientras limpiaba la lágrima con su pulgar.

-Perdón… es solo que… esto significa mucho para mí- acaricié su mejilla y enlacé sus manos tras su cuello.- Gracias por no salir huyendo- le dije con una sonrisa.

-Ahora eres tú la que me cita- me dijo mientras sus manos vagaban por mi espalda y se depositaban en mi cintura baja.

-Es que son Palabras muy sabias señor, dignas de repetir y recordar- la sonrisa seguía en mis labios y mis manos jugaban con su cabello, que ahora gracias a mi agilidad, caía suelto sobre sus hombros, su mirada y rostro se pusieron serios y dijo:

-Siempre estaré aquí para ti, no te voy a dejar sola con esto- besó mi frente y sonrió.
Lo besé en los labios suavemente y le dije:

-Te amo- era todo lo que podía decir y hacer para no soltarme a llorar.

Tomó mi mano, besó la palma y susurró: -Y yo te amo a ti-

Me jaló hacia la orilla de la playa, soltó mi mano y se metió al agua, ahora traía un traje de baño sobre la rodilla color negro, dejando al descubierto unos bien formados abdominales.

Me sonrió, estiró su mano en mi dirección y sin sonido alguno, solo moviendo los labios dijo:

-Ven conmigo-

Me acerqué y le dije:

-Me voy a mojar- se encogió de hombros y se sumergió unos segundos, salió a la superficie y pasó sus manos por su cabello, ahora mojado, peinándolo hacia atrás, casi me desmayo de la impresión, lo estaba haciendo a propósito, como diciendo tú te lo pierdes.

Una olita chocó contra mis pies descalzos, estaba tibia. Invitándome a entrar. Miré a Leo, metido en el mar, se veía tan… sexy. Ahhh al diablo con mojarme, bien valía la pena, me quité la chamarra, la remera y pantalones del pijama, quedándome solo en camiseta en la parte de arriba y con unos bóxers cacheteros en la parte inferior. Menos mal que había adelgazado y tenía buena figura o me hubiera muerto de la vergüenza…

Me metí en el agua y llegué hasta el, nadamos un rato, nos salpicamos un poco, después de un rato, Leo me miró y me sonrió.

-¿Qué?- le dije con una sonrisa.

-Te ves tan hermosa cuando sonríes- me dijo, mientras estiraba sus brazos hacia mí, invitándome al círculo de su abrazo.

Rodeé su cadera con mis piernas, al cabo el era súper fuerte y en el agua pesas menos. Entrelacé mis piernas tras su cadera y el me sonrió, le besé la nariz, apoye mi frente en la suya, lo miré durante un rato, hasta que el me separó y me besó.

Su lengua rozó la mía y las chispas surgieron, mordí su labio inferior suavemente, y mientras jugábamos con nuestros labios, sus manos comenzaron a bajar de mi espalda a mi cintura baja, hasta llegar a mi trasero, lo cual me asombró un poco, gratamente, así que lo dejé, el beso se hacía mas urgente, bajé mis manos por sus hombros, las baje aún mas, despacio, dejándolas vagar por esas bien formadas abdominales.

Leo mordió mi labio inferior mientras una de sus manos subía por mi espalda y rozaba el costado de uno de mis pechos, lo que provocó que un gemido, muy bajito saliera de mi boca, obviamente que Leo lo escuchó porque sonrió, mis manos se movían codiciosas por su pecho.

De repente sus manos pararon, separó su rostro del mío y dijo:

-mi teléfono suena Caro-

-No contestes- le dije mientras atrapaba sus palabras con mis labios, respondió a mi beso con entusiasmo, pero se separó muy pronto.

-Es tu hermana- dijo.

-¿Karla? Voy a matarla por solo interrumpir- le dije mientras subía mis manos de regreso a su cuello, eso si… no desenrosqué mis piernas de sus caderas.

-Solo llama cuando es importante- al siguiente instante el teléfono estaba en su mano y Karla gritaba por el altavoz.

-O aparecen ya, par de tortolos o nos cachan-

¡Rayos! La burbuja de romanticismo se reventó.

**********

Dos días después...

Estoy sentada en la parte trasera del coche, con los paisajes de el campo pasando tras la ventanilla, sonriendo, pensando en los momentos tan lindos que había pasado en la playa hace 2 noches con Leo.

La impresión en la cara de karla, cuando nos vio aparecer a el con traje de baño y a mi en ropa interior, toda mojada en medio de la habitación, después de su llamada inoportuna, no tenía precio, me hubiera muerto de la verguenza de no ser por su cara.

Menos mal que Leo tuvo la atención y la inteligencia de secar mi cabello y ponerme mi pijama, pantuflas y calcetines de nuevo, darme un suave beso en los labios y hacer Puff! justo un instante antes de que mamá entrara por la puerta preguntando-gritando que donde estaba....

Simplemente se nos había ido el tiempo en la playa... Ese día por cierto estuve muy cansada, ya que no había dormido en toda la noche, no sabía que el tiempo varía tanto de meridiano a meridiano.... en mi opinión había sido un tiempo muy bien invertido...


Gritenme chicas!!

4 comentarios:

Sandiadelicius dijo...

ah como es que Karla conoce a Chiara??
OMG...
Bruno se me hace sexy jajaja..
Muy buen cap..!!
Gracias!!

Regina dijo...

JAja sandiadelicius!!! yo amo a Bruno jaja!! Pero es un secreto jaja!! Un secreto a voces...

Ya veran jaja lo deje a medias solo para hacer enojar a AN!!! juju

Las quieroo

Gabrielaa! :) dijo...

Buenoo, estoii con ustedeess!

Brunoooo! (L) hjejejejeje
~ Subee proontoo el proox. caap. no nos dejes asiii!

♥Angel Halo♥ dijo...

holaa!!!
me encantooooooooo
jajaja bruno me gusta pero me gusta masss leooo jijijiji
ya quiero el sig pedasooo!!!