Nueva Encuesta

Chicas! Ya quedó esto, bueno la opción ganadora fue... Cronicas Vampíricas, soooo ahora vamos con otro detalle porque me he fijado en variiias cosas, dejarçe la encuesta hasta fin de año, como varias votaron por Eternial, veré que sea un proyecto a futuro no se preocupen porque me gusta consentirlas. Voten en la nueva encuesta====> las quieroo

jueves, 30 de julio de 2009

Capítulo 4: Y obtendrás lo que mereces



Era una persona y entre sus brazos había un animal, que era de donde provenía la respiración que había escuchado, su cabeza estaba inclinada hacia abajo.
Para cualquier otra persona esa escena habría sido aterradora, para mí también lo hubiera sido, pero las experiencias de los últimos 2 días habían cambiado mi percepción.

El joven, ya que ahora quedaba claro que era un joven, por sus hombros anchos y su cabello corto, alzo la cara, al parecer no se había dado cuenta que yo estaba ahí parada, aunque no podía ver más que su silueta, pude sentir su mirada sobre mi rostro.
Se levantó con una gracia que jamás había visto y el animal que sostenía, cayó al suelo con un sonido sordo y así como así, el comenzó a caminar hacia mí con lentitud y con mucha elegancia, como intentando no asustarme, pero no retrocedí, ni sentí miedo sino mucha curiosidad por saber quién era o que y que estaba haciendo aqui.

Se paró frente a mí y como si nos conociéramos desde siempre, acunó mi cara entre sus
manos, estaban frías y a pesar de todo sentí como mi corazón palpitaba más rápido, no por miedo, estaba… tranquila pero emocionada, no esperaba tal gesto tan… afectuoso, sentí como la sangre inundaba mis mejillas y di gracias a que fuera de noche y no pudiera notar cómo me ruborizaba a su contacto.

Sus dedos comenzaron a danzar por mi cara, acariciando los arcos de mis cejas, el puente de mi nariz, mis ojos, mis pómulos, el límite de mi barbilla y mandíbula y por último el contorno de mis labios, me sentía tan… a salvo, como no me había sentido desde que mis padres comenzaron a tratarme como si fuera de cristal, estaba tan relajada y mi pulso comenzó a bajar de nuevo.

Cuando sus manos pararon, susurro -¿Quién eres?- Al escucharlo hablar mi pulso aumento a toda velocidad, su voz era tan hermosa y muy suave, pero a la vez profunda y comprendí que debía tener la misma edad que yo, años más tal vez, pero me hizo pensar en él como un chico apasionado y atractivo, pero también solo, cansado y triste.

-Soy Carolina, pero todos me dicen Caro- conteste en un susurro porque me faltaba el aire, por fin pude moverme y alce mis manos para apoyarlas sobre las suyas, que aun estaban sobre mi rostro.-Y tu ¿Quién eres ?-

-La pregunta correcta debería ser que soy- lo dijo con amargura, como si no le gustará la respuesta a la pregunta. En ese momento deslizo sus manos lejos de mi cara, pero aun así pude sostenerle las muñecas.

-Eres un muchacho, lo que quiero saber es tu nombre- dije.
-No soy solo un muchacho y me llamo Leonardo- contesto como si no le diera importancia a el nombre. Ese “solo” no me paso desapercibido asi que pregunte
-¿Si no eres solo un muchacho… Pues que más eres Leo?- ya sabiendo que no me iba a dar una respuesta, pero tenía que intentarlo.
-No quieres saberlo- aquí fue cuando mi predicción fue correcta- y mi nombre es Leonard no Leo- dijo con un rastro de fastidio en su voz, pero aun así, no retiro sus manos de las mías.
-Quiero saberlo claro, pero si no me lo quieres decir, no importa, ya lo sabré mas tarde- le dije, deslice mis manos por las suyas hasta que lo tuve cogido por las manos y no por las muñecas.
-¿Que eres tú?- me pregunto un poco extrañado por mi respuesta y en ese momento apretó mis manos, lo que dolió y se me salió un quejido pequeñito, pero el alcanzó a escucharlo y al instante me soltó.
-Soy una chica- dije como si fuera obvio, porque lo era ¿No? Era delgada, con suaves curvas, pero curvas, manos delicadas, voz suave, no parecía un hombre para nada. Busque sus manos y él me permitió tomarlas entre las mías de nuevo, las tenía frías, pero claro era de noche, en un bosque y corría brisa. Las mías también estaban frías.
-¿Por qué no estás asustada de mí?- preguntó con voz suave pero dura.
-Digamos que un chico, no puede hacerme mucho daño, comparado con lo que pasará por la mañana o lo que puede pasar pronto- contesté y pude notar como sus manos sostenían las mías con fuerza, con una fuerza dulce que no lastimaba.
-¿Por qué dices eso?- Pregunto y ahora note ansiedad en su voz.
-Bueno, nunca se sabe- dije como si no fuera nada.
-No nunca se sabe, pero tu pareces saber más de lo que te gusta dar a entender- lo dijo como reprendiéndome, por no compartir la información que tenía, pero para que, pensé para mi misma, para que me tratara como mis padres, como si fuera a evaporarme, nah!!! no le diría nada, dejaría que especulara.
-Puede que sepa más, pero nada está asegurado- dije, una cosa era pensarlo, pero una muy diferente decirlo.
-Quiero saber,esta claro que sabes mas de lo que dices, pero si no me lo quieres decir, no importa, ya lo sabré mas tarde - Repitió lo mismo que dije yo, pero al momento me di cuenta de que esa misma frase de mis labios, sonaba a pura fanfarronería sin fundamento, en sus labios, sonaba a pura seguridad.

Nos miramos durante, lo que a mí me pareció fue mucho tiempo, pero la verdad es que yo no veía nada, el tal vez pudiera verme un poco, porque la poca luz de luna que había, venía desde detrás de él, lo que dejaba mi cara poco iluminada y la suya sumida en la penumbra.

Estaba absorta examinando su figura, la forma de su cabello, imaginando de qué color serían sus ojos, la forma de sus labios, su nariz, cuando de repente me di cuenta de la hora que debería ser, seguro que a Karla ya la habrían mandado a acostarse aunque ella no quisiera, ahora necesitaba una buena explicación para estar fuera tan tarde y sola… Bueno no tan sola, con un extraño, aunque a mí no me lo parecía, me sentía como si hubiera estado buscando algo toda mi vida, sin darme cuenta, hasta que lo encontré, a la mitad del bosque en la mitad de la noche. De cualquier forma mi padre se moriría de un infarto, mi mamá me tiraría un rollo de dos horas sobre: No debes hablar con extraños. Sería mejor volver, pero no quería hacerlo.

Antes de que pudiera decir algo, el se me adelantó
-¿No deberías volver a tu casa?- wow, eso fue telepatía.
–Tus padres deben estar preocupados, es mitad de la noche, en la mitad del bosque con un extraño- bueno eso sonó como mis padres, siempre diciéndome las cosas como si yo no lo supiera, asi que por recordármelos, en un momento que casi era perfecto, hice una mueca.
-Tus padres solo se preocupan por ti, por tu seguridad, no es justo que les pagues escapándote por la ventana- ahora si eso ya era raro, parecía que estuviera contestándome lo que yo pensaba. Pero seguro había visto mi mueca, tenía una vista mejor que la mía. Solo por decir algo, dije:
-¿Eres telepata o qué? Porque parece que sabes lo que pienso- dije en tono medio burlón.
-No solo soy perceptivo, además tu cara lo dice todo, más concretamente tus muecas- dijo en tono burlón. Si, tenía una mejor vista que la mía
-¿Bueno y como supiste lo de la ventana?- eso obviamente no lo decía mi cara.
-¿En serio saliste por la ventana? Ja yo que lo decía porque en las películas es lo tradicional, ¿que eres spider-girl?- me dijo todavía en su tono burlón, casi podía imaginarme la sonrisa en su rostro.
-Oh me descubriste, no se lo digas a nadie- dije y ahora la sonrisa estaba en mi cara también