Nueva Encuesta

Chicas! Ya quedó esto, bueno la opción ganadora fue... Cronicas Vampíricas, soooo ahora vamos con otro detalle porque me he fijado en variiias cosas, dejarçe la encuesta hasta fin de año, como varias votaron por Eternial, veré que sea un proyecto a futuro no se preocupen porque me gusta consentirlas. Voten en la nueva encuesta====> las quieroo

lunes, 31 de agosto de 2009

Capítulo 9 Segunda parte y otras tantas por hacer.

Listo chicas espero les gustee!!! Comenten!!! Las quieroo



Carolina

Pase los mechones de su cabello, por detrás de su oreja, enlacé mis dedos detrás de su cuello y me quedé mirándolo.

El me miraba, con una mirada que denotaba, deseo, lo cual hizo que mis huesos se volvieran esponjosos, sus manos estaban en mi cintura, lo que ocasionaba que miles de chispas bailaran por mi cuerpo, el bajo su mirada de mis ojos a mis labios, paso su lengua por sus labios, humedeciéndolos y en ese momento perdí la cabeza.

Incline mi cabeza y lo besé.

Mis labios tocaron los suyos, sus labios se movieron al mismo ritmo que los míos, con ternura y muy suavemente, despego mis labios, y comenzó a jugar con ellos, su lengua toco la mía y ahí fue cuando el fuego se propago por toda mi piel, tomé su cuello y lo acerque más hacia mí, su perfume inundó mis sentidos, el olía a sándalo y canela.

El beso se intensifico aún más, pero seguía siendo tierno y delicado conmigo, tome su labio inferior y con mucho cuidado lo mordí un poco, ocasionando que el sonriera, me besara y luego pellizcara mi labio inferior con sus dientes. Nuestros labios se separaron, el apoyo su frente sobre la mía, abrí mis ojos, para encontrar que me miraba con una sonrisa en su rostro, le sonreí y esperé que el dijera algo.

Con la voz ronca me dijo:

-Creo que ahora si voy a traerte algo de comer- en su voz se escuchaba contento.

-Gracias- le dije con la voz delgada por la emoción.

-Espérame aquí- me dijo al mismo tiempo que me bajaba a la alfombra, no me había dado cuenta que me estaba cargando. Iba a marcharse, cuando se arrepintió y regreso sobre sus pasos, para darme un dulce beso en los labios –No tardo- susurró, se giró y desapareció por la puerta blanca.

Estaba impresionada por lo que había hecho, más no arrepentida, no hay vida para arrepentirse, de hecho, estaba muy feliz, tan feliz por su reacción al besarlo, me dirigí al sofá, no sin antes recoger la revista que leo traía en las manos, hace unos momentos, me senté y comencé a hojearla, no había pasado ni un cuarto de las hojas, cuando la puerta se abrió y Leo entró, con una bandeja, que dejó sobre la mesa de cristal, en ella había un plato de fruta, un sándwich tostado, un jugo de naranja y lo mejor de todo, una rosa roja.

La tomó, la llevó a sus labios, la beso y me la ofreció. Fue un acto tan dulce, que hizo estremecerse a mi corazón, la tomé, la besé en el mismo lugar que él, la dejé sobre la mesa, me giré y le di un suave beso en los labios.

-No creerás que voy a comerme todo esto ¿cierto?- le pregunte, arqueando una ceja.

-Si lo creo- dijo con mucha sinceridad en su voz

-¿Tan convencido estás?-le dije

-Muy convencido- contestó

Total, que terminé comiéndome todo lo que había en la charola, decir que estaba delicioso era poco, aun así, me extraño mi apetito, ya que últimamente casi no comía.

Estaba tan contenta de estar con Leo y de que me mirara de la forma en que me miraba, pero había algo que me mantenía preocupada, pero no sabía que era. En ese momento me acordé me paré rápidamente y salí corriendo hacia la puerta… yo no debería estar aquí, se suponía que estaba en casa, tirada en el jardín, estudiando. Seguro que mi mamá estaba muerta del susto, al igual que papá y Karla.

Antes de que pudiera alcanzar la perilla, Leo me detuvo, vaya, se movía rápido.

-¿Caro que te pasa? Te asusté, quieres ir a casa- la primera parte fue una pregunta, la segunda parte la dijo como afirmación y al instante en que lo dijo, su mirada se llenó de tristeza.

-No no Leo, no es por ti- le dije, las palabras un poco atropelladas entre sí, porque no quería que él se confundiera.

-Lo sabías, como te atreves a pensar que una chica como ella, podría querer tener que ver algo, con alguien como yo, ni siquiera soy un chico, soy algo que no se supone debería existir-dijo en voz baja, como para sí mismo, pero aun así, pude escucharlo.

-hey hey- grite para atraer su atención. –es solo que mis padres han de estar muy preocupados y súper enfadados, porque literalmente desaparecí- le dije

Al instante en que lo dije, su rostro cambio de expresión. Una sonrisa apareció en las comisuras de sus labios.

-Creo que Karla ya se encargó de cubrirte- me dijo

-¿Hablaste con mi hermana?-le pregunté, con toda mi sorpresa reflejada en mi voz.

-Claro y déjame decirte que es muy chistosa, me dijo que quería un resumen detallado de cómo llegaste a mi casa, detalles sucios y no sé que mas dijo…- el color comenzó a subir a mi rostro, a Karla siempre se le pasa la mano, con sus comentarios, nunca sabe cuando callarse…

Leo notó el rubor en mi rostro, tomó mi barbilla entre sus manos y levantó mi rostro hacia el suyo.

-No te avergüences por lo que otras personas digan, nunca. Además, tienes una buena hermana, te cubrió sin pedir explicaciones.- beso suavemente mi frente. –Y puedes darle toda la información que quieras, no me importa que se enteren- ahora beso mi nariz.

-pero me cobrará muy caro el favor, ya lo verás, además, no voy a poder sacármela de encima, hasta que le diga todo y todo es todo…- le dije, mirando hacia sus labios, tenía unos labios tan lindos…

-Entonces díselo todo, no tenemos nada que ocultar…- y dicho esto beso mis labios suave y rápidamente.-Te llevaré a casa-

Condujo hasta casa, en un auto, que tenía la impresión de ser muy caro, no era una marca que yo conociera, pero los asientos eran de piel y los mandos ajustables. Yo no podía saber el costo del auto, pero tampoco quería saberlo, ya había asumido, por la sala blanca, el jardín, la piscina, el salón, el recibidor y la fachada de la casa, que la familia de Leo y Bruno tenía mucho dinero…

Llegamos a casa y me abrió la puerta del auto, mi padre siempre hacia eso con mi madre, con mi hermana y conmigo, cuando le daba tiempo, no tenía tantas manos, pero de Leo, ya nada podía sorprenderme, el era tan caballeroso y atento, que todavía esperaba verlo montado en un corcel blanco…

Me acompaño hasta la puerta y se despidió de mi con un beso rápido, pero apasionado en los labios, me dedico una sonrisa que hizo temblar mi corazón y se marcho.

Escaleras arriba me esperaba… la CIA

1 comentario:

mari dijo...

jaja me gusto la ultima oracion "escaleras arribas me esperaba...la CIA"